Qué es un voluntariado europeo?
Es mucho más que hacer trabajo voluntario por unos meses, es una experiencia única que puede cambiar toda tu vida. Cambia tu modo de pensar, tus prioridades en la vida, tus expetativas, tus preocupaciones y tus opiniones. O sea te cambia a ti.
La verdad es que no siempre es fácil, en los 10 meses que llevo aquí en Santa María del Campo, un pequeño pueblo de Burgos, he tenido rachas buenas y no tan buenas, pero he podido aprender mucho de los períodos más difíciles. Así que no cambiaría nada de estos meses porque si me pongo a pensar, me doy cuenta de que he aprendido más de las dificultades y de los problemas que de ninguna otra cosa.
He hecho tantas cosas nuevas en estos meses que no me podía imaginar antes, he conocido a gente maravillosa y he descubierto muchos lugares impresionantes de España. He aprendido como trabajar con mayores y con niños, y creo que ellos me han enseñado más de la vida y de mí misma que yo a ellos. He vivido momentos muy bonitos y emocionantes con ellos y los voy a echar mucho de menos cuando termine mi voluntariado. Es difícil imaginar mis días sin ver sus sonrisas, sin darles abrazos y sin poder pasar tiempo con ellos que formaron parte de mi vida en los últimos meses.
He participado en fiestas tradicionales, he conocido leyendas y tradiciones del pueblo y del país, me han enseñado bailes, comidas, bebidas, expresiones típicas así que he aprendido un montón de la cultura, del idioma y de la gente que me ha hecho sentir más cercana al pueblo. He participado en intercambios juveniles donde he conocido a mucha gente de otros países con los que he hecho amistades mientras que hemos aprendido mucho de diferentes temas como la protección del medio ambiente, la inclusión social y el arte.
Este voluntariado ha tenido como objetivo la inclusión social en las areas rurales que en mi opinión es algo muy importante porque los pueblos son los sitios donde la gente tiene menos oportunidades para estar en contacto con gente de otros países. Y me parece que ha sido una buena oportunidad para la gente del pueblo y para mí también conocer a personas que tienen otras tradiciones, idiomas, culturas y diferentes puntos de vista. Creo que viendo la diversidad cultural todos podemos aprender mucho, ser más abiertos y tolerantes con los otros. A lo mejor al principio nos ha costado un poco a todos, pero con el paso del tiempo cada vez me preguntaban más de mi tierra y de la cultura de Hungría y sin darme cuenta yo también he empezado a adaptarme a las costumbres españolas. Así que ahora a veces me siento como si ahora tuviera dos casas, una en Hungría y otra aquí en España.
Y además de todo esto este proyecto para mí ha sido un crecimiento personal también y estoy agradecida a todas las personas que me han acompañado en este camino. Aunque ya me queda poco, me acordaré de muchos momentos especiales que he pasado aquí para siempre.
Este voluntariado ha sido la mejor experiencia de mi vida, que también justifica el hecho de que no tengo ganas de comprar mi billete para volver a Hungría, así que quién sabe… igual me quedo aquí un poco más o vuelvo dentro de poco.
Gracias al Ayuntamiento de Santa Maria del Campo, a la Asociación Brújula Intercultural y a Világjáró Önkéntes por todo su apoyo.
Vivien Korom
