El voluntariado de Miriam en Carcassonne

18 marzo 2021 laura

Allá por el 2011, tomé la mejor decisión de mi vida: irme de Erasmus. El país que me acogió fue Francia. Durante 10 meses aprendí a convivir con personas de todas partes del mundo, aprendí a conocerme y a resolver los problemas por mi misma y me volví adicta a los ambientes internacionales y  multiculturales!

Desde entonces, siempre he buscado la manera de volver allí donde fui feliz y después de unos cuantos años de idas y venidas entre Francia y España, que me sirvieron para aprender y mejorar mi  francés y para hacer amigos en todos sitios me voilà à Carcassonne! 
(Una expresión en francés que quiere decir ‘aquí estoy’). Carcassonne es una ciudad al sur de Francia, declarada patrimonio mundial de la UNESCO y es aquí donde he pasado los últimos meses como voluntaria CES.

Había oído hablar de este programa antes y aunque soy una persona bastante aventurera y decidida, nunca pensé en embarcarme en algo así. Ademas, por aquel entonces me encontraba en un momento personal complicado, no sabia que quería hacer con mi vida, ni hacia donde enfocar mi energía, vamos lo que comúnmente se conoce como ‘estar perdida’ y nunca creí que un voluntariado era lo que necesitaba en ese momento.

El anuncio en redes sociales de una asociación cultural que buscaba un/una voluntario/a para ayudarles en la organización de conciertos y de talleres de composición musical, me hizo cambiar de opinión y no dude en mandarles mi cv y rellenar el application form. La oportunidad perfecta para trabajar en un ambiente internacional y en el ámbito de la cultura!

Cuando me llamaron para proponerme un Skype, no me lo podía creer. Y cual fue mi sorpresa cuando al final de la entrevista me dijeron que empezara a hacer las maletas que me esperaban en dos semanas!!

A pesar de haber ‘aterrizado’ en Carcassonne sólo 3 días antes del confinamiento (qué suerte la mia!) y de encontrarme ‘encerrada’ en una ciudad que no conocía y con gente a la que no había visto en mi vida, siento que he aprovechado cada segundo como si fuera el último. He aprendido a querer las calles empedradas de la Cité, he disfrutado de una cerveza bien fresquita en la terraza de un bar (cuando se podía!), he conocido a muchísima gente, y por supuesto he conseguido encontrar mi sitio en la asociación.

Los conciertos…bueno ha sido difícil hasta ahora y lo seguirá siendo durante un tiempo pero he tomado consciencia sobre lo esencial que es la cultura en nuestras vidas. Incluso confinados, conseguimos hacer talleres en zoom. Me hace feliz ver las caras de los jóvenes que vibran con la música y que disfrutan creándola.

Estoy llegando al final de mi voluntariado y cuando analizo mi tiempo en la asociación, solo puedo sentirme agradecida de haber podido vivir esta experiencia.

Si alguna vez dudáis en hacer algo, LANZAOS!! Mas vale arrepentirse de hacer algo, que arrepentirse de no haberlo hecho!!

Miriam

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”