Los dos primeros meses del voluntariado de Romina en Croacia

11 diciembre 2023 marina

El sábado 7 de octubre llegué con una maleta repleta de ropa y una gran ilusión a la isla de Murter en Croacia. Al momento de aterrizar, me encantaron los paisajes del país y supe que la aventura que me esperaba sería maravillosa. Después de un largo viaje en autobús y un breve trayecto en coche, llegué a mi nuevo hogar donde viviría durante el próximo año.

Los primeros días fueron duros, para qué negarlo, adaptarse siempre es difícil y más cuando te encuentras sola en una casa que no es la tuya, lejos de tu familia y amigos, lejos de tu zona de confort… Pero la aventura no había hecho más que empezar.

Mi primer Intercambio de jóvenes con Argonauta, Youth Go Local, me aportó muy buenas experiencia. No puedo explicar con palabras lo intensos que fueron esos días, lo mucho que aprendí de otras culturas, la cantidad de gente maravillosa que conocí, los lugares tan bonitos que visitamos como el Parque Nacional de Krka, y la cantidad de recuerdos que me llevo de esa experiencia. Es increíble como en tan poco tiempo puedes vivir tantas emociones.

Al poco tiempo llegó otra voluntaria a casa, Juliette. La verdad es que nos llevamos muy bien y por suerte nos complementamos genial, los dos somos muy hippies y alegres así que por esa parte las risas están aseguradas en casa. Es curioso, porque llegó y lo primero que hizo fue cambiar la casa por completo e incluso de vez en cuando vamos por la calle y me dice «¡uh, mira para la casa!”.

En cuanto al trabajo en Argonauta tengo pensado que mi proyecto personal sea crear unos talleres navideños para que los niños tengan una alternativa de ocio este invierno. La verdad es que he disfrutado mucho del proceso y estoy deseando ver el resultado. Por otro lado, he participado en el On Arrival Training, que ha sido lo mejor del mes de noviembre sin duda. Fueron cinco días en Orahovica, donde estuvimos con gente de diferentes países. El grupo era muy curioso, ya que todos éramos muy diferentes unos de otros, pero sin duda los talleres que hicimos nos enseñaron a trabajar en grupo y a aceptar las diferencias.

Me lo pasé muy bien allí, desde nadar en la piscina hasta disfrutar de la comida tradicional croata. También disfrutamos de nuestro tiempo libre paseando por el bosque, jugando al Twister y bailando por las noches, así como disfrutando de los dardos y la música en directo en los bares. Pero sin duda, la noche más mágica fue cuando vimos nevar y salimos a jugar en la nieve.

Han pasado dos meses desde que llegué y la verdad es que creo que he crecido personalmente, he mejorado mi inglés, he aprendido algo de croata y he disfrutado de la compañía sabiendo que en algún momento tendría que despedirme.

Sin duda, es una experiencia única en la que estoy segura aprenderé muchas cosas. De momento, esperemos a ver qué nos deparan los próximos meses.

Romina

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”