Mudarse a Burgos a los 18 años fue un gran paso para mí. Dejar mi país, mis amigos y mi familia no fue fácil. Crecí en un pequeño pueblo en Francia, donde estaba acostumbrada a ver a mis amigos y a mi familia todos los días. Todas las personas a mi alrededor tomaban diferentes caminos — algunos iban a la universidad, otros se quedaban en lugares familiares — mientras yo me lanzaba a algo completamente nuevo. También fue la primera vez que viví sola, lo cual al principio fue bastante asolador. Pero rápidamente hice amigos con otros voluntarios que me hicieron sentir menos solo en mi experiencia. Después de haber tenido este gran apartamento para mi sola durante dos meses, llegaron mis dos nuevos compañeros de piso — Vero y Mattia. Nos hicimos muy cercanos desde el principio y todos descubrimos que teníamos algo en común: ¡nos encanta ir de fiesta! Así que rápidamente se convirtió en una «tradición» salir cada fin de semana. Su presencia realmente ha hecho que mi experiencia en Burgos sea aún más especial. Nuestro apartamento se «siente» como casa, lleno de charlas aleatorias hasta tarde, MUCHA MÚSICA y muchas risas. Burgos en sí es una ciudad muy bonita, lo suficientemente pequeña como para sentirse acogida, pero lo suficientemente viva como para tener siempre algo que hacer. Las noches en Llanas siempre son divertidas, ha sido una gran manera de conocer nuevos amigos.
Mi experiencia en la escuela ha sido increíble. Al principio, me uní principalmente por curiosidad sobre el mundo de la enseñanza. Pero desde que comencé a trabajar allí, he aprendido mucho más, la profesora con la que trabajé tenía tanta pasión por enseñar y su conocimiento sobre los niños era impresionante. Todos los días, veía cuánto se preocupaba por sus alumnos, me enseñó tanto sobre la complejidad de cómo piensan, se comportan y aprenden los niños. Gracias a todo lo que me enseñó, me he dado cuenta de que quiero estudiar psicología infantil en la universidad en septiembre. Desde el primer día, todos los profesores en la escuela fueron muy acogedores, siempre están dispuestos a responder cualquier pregunta mía, y siempre que necesitaba ayuda, estaban allí para apoyarme. Pasar tiempo con los niños fue una de las partes más gratificantes de mi experiencia, todos son increíblemente adorables y llenos de curiosidad, es difícil no encariñarse con ellos. Me hicieron sentir como si perteneciera, y decirles adiós será una de las partes más difíciles de irme.
Anya


