Federico y su experiencia en el intercambio "Mind the Gap" en Italia

3 julio 2019 laura

El mayor reto con el que normalmente me encuentro al finalizar cualquier intercambio en el que participo es el de transmitir a aquellas personas que no estuvieron presentes la verdadera trascendencia y el impacto que pueden tener. Quien participa no duda en señalar a este tipo de experiencias como momentos definitorios que modifican, aunque sea un poco, su realidad.. pero luego se hace complicado explicárselo a quienes no lo han vivido.

¿Cómo explicar un sentimiento tan profundo y visceral como el de un cambio copernicano en tu vida a quien no sabe siquiera lo que es un intercambio?

En este sentido, no es una tarea sencilla la de contar mi experiencia en el intercambio «Mind the Gap» que tuvo lugar en Italia. Partamos por el objetivo del intercambio: reducir la brecha de género, o al menos hacer que se tome conciencia de su existencia, además de tratar, en general, diversos aspectos relacionados con el género con el objetivo final de crear un decálogo de buenas prácticas de género para ser difundido en nuestras comunidades locales. La propuesta era muy atractiva, y desde el comienzo me pareció fundamental el rol que el equipo español podía jugar en el proyecto, dado que, a raíz de mi experiencia en pasados intercambios, he comprobado que el nivel de conocimiento en el ámbito del género que existe en España suele estar por encima de la media de otros países. Es por esto que me parecían muy interesantes los conocimientos que pudiésemos aportar, tanto desde una perspectiva teórica como en base a nuestra experiencia como activistas. Y, honestamente, me siento muy satisfecho con nuestra colaboración. Fuimos capaces, por un lado, de realizar una tarea didáctica/pedagógica al recuperar temas de memoria histórica tales como el rol de la mujer en la Guerra Civil española, lo cual, si bien puede parecer un tema un tanto manido en nuestro contexto, era completamente nuevo para la mayoría de participantes de otros países, por lo cual conseguimos el objetivo de informar sobre aspectos desconocidos de la historia y la realidad española y de relacionarlos con la cuestión de género. A la vez, fuimos capaces de introducir diferentes ideas que considerábamos indispensables en el debate, escapando de discusiones superficiales y tratando conceptos que nos resultan más trascendentes como el purple washing o los feminismos no hegemónicos (decoloniales, negros, etc.).

En resumen, creo que nuestro aporte al decálogo final fue muy importante, y todo el equipo español debería estar satisfecho por su aportación.
Sin embargo, la trascendencia de un intercambio no sólo se mide en base a los conocimientos que se adquieren, sino también depende de las experiencias a nivel humano que se viven. No quiero hacer hincapié en cada persona mágica que tuve la suerte de conocer porque, por un lado, es algo que siempre me acaba pasando en cada intercambio al que voy (el conocer gente que sabes con certeza que a partir de ese punto serán parte de tu vida y no volverán a salir), y por otro lado, podría escribir un libro hablando de las diferentes historias vitales que conocí.

Pero sí quiero hacer mella en un aspecto que para mí distingue a este intercambio de otros: la participación de un grupo de refugiados sirios que vinieron con el equipo alemán. En mí caso fue la primera vez que conocí personas sirias, y fue muy interesante tener la oportunidad de escuchar sus experiencias y poder contrastarlas con los ríos de tinta que he leído en los últimos años sobre el conflicto bélico que asola al país. Asimismo fue hermoso ver los esfuerzos que hacían para poder entenderse con nosotros, y la forma en que el resto de participantes se esforzaba para hacerlos sentirse integrados. Y para mí este fue el tesoro más valioso que encontré en esta oportunidad: cinco personas hermosas, con un pasado oscuro pero un alma totalmente iluminada (e iluminadora, porque su alegría se contagiaba fácilmente), que no me cabe la menor duda que seguirán formando parte de mi vida de acá en más.

Federico Giordano Mederos

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”