Lara y su voluntariado en IDC, en Francia

14 diciembre 2020 laura

Durante estos dos meses he tenido la oportunidad de recoger frutos que la Madre Tierra nos da sin necesidad de dañarla. La tierra nos da la vida y nos ofrece sus alimentos directamente en nuestras manos, solo que hay veces que preferimos no sentir lo obvio.

La huerta comunitaria que teníamos en el camping nos permitía ser creativas con los alimentos, por ejemplo, una vez pudimos elaborar mermelada de tomate verde con los frutos que podíamos recolectar.

He aprendido que la vida sostenible con el medio y el entorno es necesaria para reducir nuestra huella de carbono. Hemos estado maltratando el planeta Tierra por encima de nuestras posibilidades y cada pequeño gesto cuenta, por mínimo que sea. Dar el paso hacia una vida consciente es lo único necesario para poder sobrevivir a este estilo de vida caótico que hemos generado. Crear nuestros propios productos de limpieza a través de las pieles de los cítricos es una forma de no contaminar el agua y el ambiente cuando limpiamos nuestros espacios. Esta receta de detergente natural casero está hecha a base de pieles de naranja, limón, clavo y agua.

Durante mi paso por el proyecto nos han explicado la importancia del consumo local y consciente, las ventajas de consumir productos de cercanía son muchísimas: beneficia la economía local, reduce las emisiones de gases contaminantes derivadas del transporte, etc. Las voluntarias participamos en una protesta para concienciar acerca del consumo local en un mercado de frutas y verduras en la ciudad más cercana al camping, Carcassonne.

La vida en el camping no solo me ha dado la oportunidad de conocer personas maravillosas de distintos países, distintas edades y distintas formas de vida. Además, he tenido la suerte de dedicar parte de mi tiempo al cuidado de animales con los que nunca había tenido la ocasión de convivir, gallinas, burras, poni y cerdos y aprender a cuidar animales con los que ya lo había hecho, como perros y gatos.

Durante estos meses viviendo en un entorno natural apartado de la ciudad ha sido un regalo inmenso, he disfrutado de la naturaleza cada día de mi estancia en el camping (incluso del mal tiempo, de la lluvia, del frío…). He podido observar la naturaleza en su estado natural y apreciarla y agradecer su presencia.

Ha sido increíble poder conocer voluntarias de distintos países y llegar a entender y comprender un poco mejor su cultura.

En diferentes Intercultural Nights hemos podido compartir también algo de nuestra cultura y disfrutar mientras compartíamos la comida. En esta ocasión algunas voluntarias preparamos tortilla de patata para una cena especial en el camping.

Lara Gómez

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”