"Hungría ha sido mi escuela de la vida". El voluntariado de Sara

9 agosto 2022 laura

Hungría ha sido mi escuela de la vida, mi cura durante todos estos meses y mi hogar. Llegué perdida, sin saber muy bien qué hacía allí o si me serviría de algo, y desde entonces mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. Ahora me vuelvo con las ideas más claras, con una experiencia increíble más y con todos los amigos que han sido mi familia estos meses, a los que sé que volveré a ver pronto y espero impaciente para poder abrazarlos con fuerza cuando por fin nos reencontremos.

A cualquier persona que se esté planteando este tipo de experiencia, un voluntariado europeo, le animo a ello. No solo por el crecimiento interior personal, el cual en mi caso creía haber conseguido tras mi año viviendo en Japón y me he dado cuenta de lo poco que sé y lo mucho que me queda por seguir aprendiendo. Rodearse de gente con distintos fondos, pensamiento, nacionalidades, etc, es una de las cosas más enriquecedoras y bonitas que tienen este tipo de voluntariado, y la otra ventaja que tiene con ello es que, además del conocimiento, algunas de esas personas se quedan contigo y te acompañarán dentro de ti el resto de tu vida.

Además, es una gran oportunidad para poder desarrollar tus habilidades y conocer distintas disciplinas que te preparen para el mundo laboral. En mi caso personal, he conseguido mi primer trabajo en una ciudad como Barcelona y relacionado con lo que siempre había soñado. ¡No podría estar más feliz y agradecida con mis jefes y compañeros por toda su ayuda y enseñanzas! Y por último, si estas razones aún no te han convencido, puedo asegurarte que es el momento ideal para viajar. En eso se resume casi la mitad de mi voluntariado, viajes y viajes. Viajes y gente y experiencia, y es algo que nada ni nadie nunca te podrá arrebatar.

Si pudiese hablar con la Sara que llegó a Hungría hace casi un año y se preguntaba qué hacía allí, le diría que disfrutase la experiencia así como yo hice. Que disfrutase del amanecer rosado que se ve desde la cama de aquel octavo piso en Debrecen, de las terrazas repletas de gente en el centro cuando llega el buen tiempo, de las salidas nocturnas heladas en invierno rodeada de amigos y de las noches improvisadas en Ibolya. De la asociación, de pole, de las pizzas de Pomodoro, de las noches de peli, de Bibi, de Anna, de nuestros momentos. De todo lo que se ha quedado conmigo y ha sacado una nueva y mejor versión de mí. Asique si, os animo a que os animéis a vosotros mismos a salir de la zona de confort y conocer un poquito de mundo y un poquito mejor a vosotros mismos, porque si conociésemos mejor el mundo que nos rodea, probablemente éste sería un lugar mejor.

Sara

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”