Seis meses en Burgos.
El voluntariado de Elena

10 enero 2023 laura

Ni sé por dónde empezar a contar la historia de mi voluntariado después de seis meses en esta curiosa ciudad de Burgos.
Todo empezó cuando decidí dejar mi trabajo como librera en mi país de origen, Austria. Desde el momento de mi graduación en 2019, había guardado el deseo de pasar un año en el extranjero, en España en concreto. Estudié español en el instituto, y sabiendo el idioma me abrió muchas puertas y me trajo nuevas amistades ya antes de empezar el voluntariado. Por eso, me puse muy contenta cuando Brújula Intercultural me aceptó para su proyecto de voluntariado con la asociación Huerteco.

¿Qué es Huerteco? A decir verdad, me cuesta contestar a esa pregunta. Porque Huerteco consiste en muchos proyectos diferentes, aunque siempre relacionados con la educación ambiental y la ecología. Por un lado, tenemos nuestra huerta: un terreno ni grande ni pequeño en el pueblo de Santibañez-Zarzaguda, con unas 200 gallinas, un invernadero y otras plantaciones. Por otro lado, tenemos los proyectos de horticultura terapéutica, colaboramos por ejemplo con el Centro de Autismo de Burgos y ADACEBUR (Asociación de Daño cerebral adquirido). También trabajamos con algunos colegios y el ayuntamiento de Burgos, hacemos talleres de huerta ecológica y otros temas medioambientales, paseos interpretativos, etc.

Desde que estoy aquí, no ha habido ni un día igual que el anterior. Con Huerteco en particular, nunca sé lo que me espera. A veces, sí que hay un plan: normalmente, dos veces a la semana voy a la Huerta de Santibañez con Zsofi, mi maravillosa compañera voluntaria de Hungría, y con Juanlu, nuestro coordinador del proyecto y uno de los creadores de Huerteco. En la Huerta, cuidamos de las plantas y las gallinas, lo que ha sido y sigue siendo un aprendizaje constante, ya que no tenía mucha experiencia con este tipo de actividades en el pasado. También, un viernes de cada dos, viene la gente de ADACEBUR a nuestra huerta y trabajamos en el huerto con ellos. Huerteco lleva ya años colaborando con ADACEBUR, por eso, tienen una sección especial en la huerta, con bancales altos, ajustados a sus necesidades. Me gusta trabajar con los hombres y mujeres de ADACEBUR, siempre se ponen muy felices de poder elaborar su huerta con nuestra asistencia y es bonito poder charlar con ellos de todo y de nada. Poco a poco, también nosotras como voluntarias tenemos la posibilidad de proponer alguna actividad con ellos.

Durante el resto de los días de la semana, varían las actividades. De momento, yo me encargo un poco de cosas de logística y administración. A veces, eso significa ir a por sacos de comida para las gallinas o acompañar a Juanlu o a Inma (otra compañera de Huerteco) a los colegios y asistirlos a instalar e implementar proyectos como el “taller de insectos” o el “proyecto pío pío” (es decir: llevamos a bichos y pollos a los colegios 😊). En este momento, estamos habilitando una nueva oficina para Huerteco en la ciudad, y Zsofi y yo nos pusimos a arreglar y pintar las paredes.

En algunas ocasiones, también colaboramos con la asociación Ábrego dónde trabajan mis compañeros de piso y que se dedican a organizar actividades de desarrollo rural. Les acompañamos en sus interesantes talleres, por ejemplo, de ganadería sostenible o plantas aromáticas. De hecho, mis primeras dos semanas en Burgos las pasé con l@s chic@s muy amables de Ábrego, ayudándoles en su festival de agricultura y folclore que se llama “ARTIM”. ¡Fue una experiencia excepcional!

Igual que ayudamos a Ábrego, también apoyamos a Brújula, por ejemplo, en la organización de sus intercambios juveniles y proyectos europeos, que también me interesan mucho.

A veces, para mí, es un reto trabajar en mi proyecto, en el sentido de que me tengo que adaptar a una manera distinta de organizar actividades. Pero eso en general está bien también para conocer mejor mis límites y aprender a comunicar mis dudas. Eso también es una de las cosas que más valoro de mi voluntariado aquí y de la gente involucrada: desde el principio tengo la confianza de poder comunicarme y hablar abiertamente. 

Hablando de la gente: creo que mi parte favorita del voluntariado son todas las personas con las que comparto mi experiencia aquí. Primero, el día a día con mis compañer@s de piso: Magi, Matteo y Zsofi, con la que también comparto el trabajo. Ell@s han llegado a ser como una familia para mí, nos reímos mucho siempre y me siento muy agradecida por la dinámica que tenemos: por ejemplo, ir de “brunch” todos los domingos, ver pelis juntos, decorar la casa… de verdad, ¡os quiero mucho! Y también l@s demás compañer@s voluntari@s coordinados por Brújula, tod@s majísim@s, con l@s que me encanta hacer planes, conversar y compartir ideas y nuestras culturas o ir de fiesta buscando un club sin reguetón (sin éxito jajaja). Los equipos de Huerteco y de Ábrego que nos guían y de los que aprendemos más y más. Y Bea y Laura de Brújula que son nuestro “hilo rojo” siempre y nos apoyan en todas las maneras posibles, desde arreglarnos la lavadora cuando se inundó el piso hasta ir al hospital a medianoche cuando me torcí el pie.

Estos seis meses han pasado volando, hubo momentos difíciles pero más momentos preciosos y me siento agradecida por todos. A ver qué trae el 2023 😊 ¡Gracias!

Elena

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”