Mi voluntariado en la casa amarilla de Villasur

3 diciembre 2024 laura

Soy Ilaria, llegué a Villasur de Herreros por la noche, el pueblo donde estoy haciendo mi voluntariado CES; era principios de junio y en Burgos había una fiesta, el parral, y estaba todo cerrado, incluidos los supermercados, yo no había cenado y uno de los pocos sitios abiertos era un restaurante marroquí de camino al pueblo, que con los chicos que vinieron a recogerme decidimos coger algo para cenar. 

Cuando llegamos a Villasur ya era casi medianoche, cenamos y me enseñaron la casa y digamos que no me esperaba que fuera así… Era una casa antigua del pueblo y llevaba muchos años cerrada pero era la única disponible en el pueblo. La primera noche estuve sola en esa casa y sinceramente no estaba muy contenta y entusiasmada. Así comenzó mi aventura.

Luego, poco a poco, con el paso de los días, la cosa fue mejorando, la veía durante el día, poco después llegó mi compañera de casa y por fin me acostumbré a ella y empecé a apreciarla, era cuestión de tiempo.

El primer día un chico del Puchero me trajo una caja de verduras y algo para comer en casa, luego me llevó a ver los caballos; eran enormes y nunca había tratado con ellos tan de cerca. Yo no hablaba español y al principio no sabía comunicarme bien, pero al final poco a poco fui mejorando.

Era la primera vez que vivía en un pueblo y al principio no fue fácil y como todas las cosas tiene sus pros y sus contras, no había supermercado pero todos los días venía la panadera de una forma original, ‘cuando oías el claxon tenías que bajar corriendo a comprarlo porque si no se iba’, los martes pasaba el camión de la fruta y el pescado. En definitiva, vivir en un pueblo es diferente porque no hay todos los servicios que puedes encontrar en la ciudad (al menos en Villasur), si quería bajar a burgos siempre tenía que organizarme y buscar a alguien que me llevara, pero luego me fui dando cuenta de que había cosas que solo la tranquilidad de un pueblo te puede dar, como comer todos los días juntos y que cada día cocine una persona diferente para todos en su casa, poder ir a pasear en plena naturaleza y ver los caballos del Puchero libres en todo un monte, nadar durante el verano en el embalse de Úzquiza…

Un día, cuando bajé a Burgos a pasar el rato con los otros voluntarios me sentí un poco perdida, me sentía como en una ciudad enorme, tanta gente, tantos coches, etc. ahahaha. 

En el Puchero tienen huertos, caballos, en invierno hacen leña, hierba para alimentar a los caballos y están construyendo una tenada

No es fácil cultivar en esta zona porque estamos en Burgos y es una zona fría, montañosa, y desgraciadamente no podemos decidir sobre el tiempo, por ejemplo, este año heló el 13 de junio y todas las tomateras y pimientos que habíamos plantado el día anterior, una a una, se murieron y tuvimos que ponerlas todas en su sitio.

Aquí plantamos y cosechamos todo a mano, es cansado, pero cuando llega el momento de la cosecha es muy satisfactorio. Tenemos un tractor con el que trabajamos la tierra y bajamos la leña desde el monte, si está en un lugar donde el tractor y el remolque no llegan, la bajamos con una yegua (tracción animal).

Todos los productos del Puchero son 100% ecológicos, una vez a la semana (los martes) o quincenalmente preparamos cestas que contienen 5 kilos de verduras ecológicas que guardamos en ese momento y las repartimos a la mañana siguiente en Burgos dejándolas en algunas tiendas donde luego los socios del Puchero pueden ir a recogerlas.

En este proyecto, tuve la oportunidad de participar en todas estas actividades y en consecuencia conocer nuevos métodos de cultivo, riego y así ampliar mis conocimientos en el ámbito profesional

También tuve la oportunidad de participar en cursos como fertilidad del suelo, micología, de visitar y colaborar con otros proyectos, como la vendimia con Decorus, que hace vino ecológico, y Huerteco, que lleva a cabo varios proyectos como talleres medioambientales en colegios y horticultura terapéutica. 

Durante estos meses también he tenido tiempo para viajar y conocer algunos lugares de España y de la zona en la que me encuentro. 

Para terminar me gustaría dar las gracias al El Puchero de Villasur por acogerme, Asociación Kora y Asociación Brújula Intercultural,  este proyecto está siendo muy gratificante desde el punto de vista personal y profesional, estoy contenta de tener la oportunidad de participar y quién sabe si en un futuro me sirva para coger impulso para poner en marcha mi propio proyecto. 

Al final puedo decir que aquí en Villasur se está muy bien, hay una buena sensación de comunidad y libertad y tendré que acostumbrarme a vivir de nuevo en la ciudad.

Ilaria

ASOCIACIÓN BRÚJULA INTERCULTURAL

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”