Mudarse a una nueva ciudad para desconectar de la rutina era una experiencia que realmente deseaba vivir. Sin embargo, al llegar, sentía mucho miedo. Por suerte, me sentí enseguida a gusto en casa con mis compañeras de piso, Vero y Anya, quienes me hicieron sentir como en casa y fueron mi punto de referencia durante todo el proyecto.
Teníamos muchas cosas en común, y la más importante era escuchar música y salir de fiesta. De hecho, todos los fines de semana salíamos a bailar y a conocer gente nueva. Por supuesto, también hubo pequeños desacuerdos, pero siempre supimos cómo solucionarlos juntos.
Anya se fue en marzo y, cuando se marchó, sentí como si una de las columnas fundamentales de mi experiencia se hubiera ido. Afortunadamente, Vero me apoyó mucho y juntos pudimos seguir adelante, conservando un hermoso recuerdo de ella.
Mi experiencia en Magea Escuela Active fue maravillosa. Al principio, gracias a Anya y a las profesoras, incluso en los momentos de confusión nunca me sentí juzgado: siempre me ayudaron con paciencia y comprensión. Esta experiencia me permitió descubrir nuevas formas de pensar y comunicar, y me acercó a la complejidad y la riqueza del mundo infantil. Gracias a este camino, decidí que me gustaría ser maestro. Me sentí muy bien tanto con el equipo educativo como con los niños, con quienes creé un vínculo especial.
En conclusión, me llevo no solo recuerdos preciosos, sino también nuevas amistades y nuevas habilidades. Agradezco de corazón a Bea y Laura por su disponibilidad y apoyo, a Vero y Anya por las experiencias tan bonitas que compartimos, y a todas las profesoras de Magea por haberme hecho sentir parte del grupo.
Mattia